Es una propuesta de la Diputación Provincial de Huesca y del Patronato del Parque Nacional de Ordesa y Monte Pérdido dirigida al Gobierno de España. Sí se lo han transmitido el presidente de la primera, Miguel Gracia, y el presidente del segundo, Modesto Pascau, a la directora general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, María Jesús Rodríguez; y a la subdirectora general de Política Forestal y Lucha contra la Desertificación, Elsa Enríquez. El objetivo de la propuesta es “mejorar la gestión forestal y promover la ganadería extensiva”. Se quiere “conformar un proyecto que obtenga fondos europeos que permitan favorecer el ganado extensivo, especialmente de ovino; en este sentido, se cuenta con la iniciativa de la Escuela de Pastores de Aragón, de San Juan de Plan (Huesca)”.
Modesto Pascau indica que “la ganadería extensiva tiene una importancia capital en la conservación del paisaje, pero hay otro factor crucial, que es la necesidad de una gestión forestal adecuada; la extensión de masas boscosas se ha duplicado en el Pirineo y Prepirineo aragonés en el último siglo y también lo ha hecho la densidad, por lo que es un caldo de cultivo que eleva el riesgo de incendios”. Añade que “se debe planificar políticas que recuperen el paisaje mosaico típico de este territorio: una combinación de áreas características de alta montaña, con zonas boscosas, prados y parcelas de cultivo”.
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La siniestralidad en el campo español en 2024 se cifró en setecientos doce millones de euros
Agroseguro apunta que la siniestralidad en el campo español en 2024 se cifró en setecientos doce millones de euros. Es el cuarto año consecutivo que se sitúa por encima de los setecientos millones de euros en daños. El cómputo está, no obstante, lejos de las indemnizaciones de 2023, que superaron los mil doscientos millones de euros como consecuencia de “una histórica sequía”.
La citada entidad señala que, “aunque 2024 tuvo un carácter húmedo en buena parte de la península Ibérica, el área mediterránea sufrió sequía de nuevo, con un coste total de ciento quince millones de euros”. Los fenómenos tormentosos costaron doscientos sesenta y un millones de euros. La superficie siniestrada alcanzó 1,66 millones de hectáreas.