El 20 de diciembre, martes, finaliza el plazo para contratar el seguro de otoño (el que incluye las garantías más completas) para la próxima cosecha de uva de vino y para los módulos 1 y 2 del seguro de cultivos herbáceos extensivos para cereal de invierno, leguminosas y oleaginosas (cártamo y girasol) en secano, excepto en Andalucía y Canarias, territorios para los que el plazo finaliza el 15 de diciembre, jueves.
Agroseguro presenta el siguiente informe para cada cultivo:
CULTIVOS HERBÁCEOS
“El seguro de cultivos herbáceos cuenta con una implantación del setenta por ciento a nivel nacional, con un capital asegurado de tres mil seiscientos millones de euros, un cinco por ciento más que hace cinco años. En concreto, destaca la principal región productora, Castilla y León, con más de dos millones de hectáreas aseguradas en la última campaña y una implantación del ochenta y uno por ciento de la producción. Las indemnizaciones abonadas han superado los cuatrocientos treinta millones en el total de los últimos cinco años.
Es importante recordar que un otoño lluvioso no garantiza una buena cosecha. Así ocurrió el año pasado, con mucha humedad especialmente en la primera quincena de diciembre pero con falta de precipitaciones y altas temperaturas desde enero y durante la primavera y el verano. Las indemnizaciones abonadas por Agroseguro a productores de cultivos herbáceos por daños a causa de la sequía en la campaña 2022 se han elevado hasta los ciento veintitrés millones de euros”.
UVA DE VINO
“A lo largo de los últimos cinco años (campañas 2018-2022), la producción asegurada de uva de vino ha crecido un nueve por ciento hasta alcanzar los 3,3 millones de toneladas, con un valor de producción de mil cien millones de euros. La implantación del seguro roza el sesenta por ciento de la producción nacional, con porcentajes superiores en importantes zonas productoras como Álava, La Rioja, Castilla y León, y la Comunidad Valenciana. Respecto a la siniestralidad, las indemnizaciones a viticultores asegurados suman doscientos cincuenta y seis millones de euros en los últimos cinco años, principalmente a causa de las heladas, las tormentas de pedrisco y la sequía de este verano”.
Otras noticias
Aragón presenta el informe “Análisis de la ganadería extensiva”
Los consejeros de Agricultura y Presidencia del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona y Mayte Pérez, se han desplazado a una explotación de ganado vacuno de raza pirenaica situada en Cedrillas (Teruel). Allí han dado datos incluidos en el informe “Análisis de la ganadería extensiva de Aragón”.
Los más destacables son los siguientes:
“El estudio determina que, de las 3.935 explotaciones de ganadería extensiva existentes en Aragón, el setenta por ciento se sitúan en zonas de montaña, fundamentalmente en las comarcas del Sobrarbe, Ribagorza y Jacetania. Estas explotaciones se caracterizan por tener un carácter netamente familiar, acreditando sus titulares una elevada profesionalidad (más del noventa por ciento de los ingresos de estas familias procede del sector agrario).
El informe pone de manifiesto que la renta de los ganaderos (diferencia entre ingresos y gastos) se sitúa en algo más de catorce mil euros al año. Y eso contando con que las ayudas medias que ya reciben este tipo de explotaciones alcanza en Aragón los treinta y dos mil euros al año. Más de la mitad de las ayudas públicas que reciben van directamente a cubrir los costes que no quedan resarcidos por la actividad ganadera. Esta diferencia se agrava todavía más en el caso de las explotaciones de ganadería extensiva situadas en zonas de montaña, donde, aun recibiendo una ayuda superior que alcanza los treinta y cinco mil euros al año, su renta final apenas supera los doce mil euros al año en determinados casos.
En cuanto a la edad de los ganaderos extensivos, sólo el diecinueve por ciento son menores de cuarenta años. Sin embargo, casi el setenta y tres por ciento de las explotaciones de titulares menores de cuarenta años se ubican en zonas de montaña.
Respecto a la evolución de censos, considerando la serie histórica (2013-2021), se constata un incremento en el caso de vacas nodrizas (diecisiete por ciento en la zona pirenaica, y sesenta y cinco por ciento en el resto de zonas de montaña). Sin embargo, en el caso de la ganadería de ovino, estas cifras son negativas, con una reducción del cinco por ciento en la zona pirenaica y del nueve por ciento en el resto de zonas de montaña”.