Diario del Campo

Fundado en 2012 por Alberto Cebrián

viernes, 14 de noviembre de 2025

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Yolanda Gimeno: “La agricultura con mayúsculas y el riego en negrita”

El Partenariado del Agua del Ebro publicaba hace algunas fechas un artículo titulado “La agricultura con mayúsculas y el riego en negrita”. Su autora es Yolanda Gimeno, jefa del área de abastecimiento, medio ambiente y relaciones externas de Riegos del Alto Aragón. El artículo dice así:

Muchas veces, cuando intentamos convencer de la enorme importancia de la agricultura de regadío, solo conseguimos el efecto contrario. Por algún motivo se hace complejo trasladar las muchas bondades de un modelo de agricultura y una forma de trabajo que indudablemente nos atrapa por su interés, complejidad y necesidad de visión holística.

Esta situación es vivida con incomprensión, ya que la agricultura de regadío forma parte intrínseca de nuestra cultura, y nuestro ser. Por eso estas líneas no pretenden convencer, tan solo poner de manifiesto algunas sospechas de su necesidad a futuro.

En nuestro imaginario pesa en exceso una imagen muy deteriorada del “ser agricultor” o en otras una visión utópica. La realidad es bien diferente, la agricultura de regadío constituye a día de hoy un sistema complejo que necesita de alta profesionalización, con una importante componente tecnológica y una necesidad de conocimientos empresariales y cierta dosis de riesgo, para hacer frente a profesión influida por múltiples componentes en un contexto económico muy volátil. Se tarda años en formar a un/a agricultor/a, pero a día de hoy además esa formación debe ser de alta calidad para responder a los retos de una explotación. Esta cuestión debe hacer apetecible el oficio, ya que, aunque nos definamos como un sector en permanente crisis, ¿qué sector a día de hoy no lo está?

Esta cuestión debe estar además apoyada en que la gestión del agua de riego y la soberanía alimentaria son temas demasiado serios como para concentrar su gestión en pocas manos. La historia reciente del sector eléctrico debe trasladarnos alguna importante enseñanza. Las comunidades de regantes, como interlocutores en gestión del agua de la administración, consolidan y protegen una gestión pública y corresponsable con la administración. En un mundo tensionado, esto constituye una garantía para la seguridad colectiva. Cualquier panorama futuro, sin gestión comunal o con gestión privada, por poner dos escenarios extremos, no reportará seguridad de suministro.

Donde la agricultura de regadío deja de ser operativa, asistimos a procesos de asilvestramiento del paisaje, que podemos pensar que son mejores, por esa unión entre pureza y salvaje. Nada más lejos de la realidad, ya que la calidad del pasaje acaba por deteriorar y tras una etapa corta de mejora de la diversidad, la falta de mantenimiento acaba por generar el efecto contrario. Existe una emergente conciencia de la necesidad de preservar todos los regadíos denominados históricos por su gran valor patrimonial y ambiental, sin embargo, no podemos fiar esta preservación a la voluntad política, si no tomamos conciencia de su importancia y de la enorme importancia de la agricultura de regadío que justifica su existencia.

Quedan muchas cuestiones en nuestra agricultura de regadío que perfeccionar, mejora de la gestión, autocontrol de la contaminación difusa, amplia cobertura de la digitalización. Retos que no son ajenos a los retos a los que se enfrentan hoy en día todas las áreas de actividad para dar respuesta a la actual crisis de modelo económico. Pero en el caso de la persona que trabaja la agricultura de regadío cuenta con el reto a la par positivo y negativo de operar en el medio rural.

Positivo, en un contexto de crecimiento y deshumanización de las urbes, de escenario pandémico, vivir en el medio rural es sinónimo de calidad de vida y de seguridad, con formas de habitar que están por llegar de la mano del Pacto Verde Europeo y los fondos Next Generation UE, y que se alejan de la imagen distorsionada de lo rural que nos aportan las estancias vacacionales o de ocio.

Y negativo, por la dificultad añadida de la falta de población y servicios para el asentamiento de la agricultura familiar, aunque a día de hoy se constate que la agricultura de regadío ha supuesto un importante freno a la despoblación, ya que donde no hay regadío se produce una desconexión entre la actividad agraria y el habitar en el medio rural.

La guerra de Ucrania posiblemente, no tenemos aún perspectiva para analizar, supondrá cambios importantes en el reparto de poder mundial, basado en la energía y la producción agraria. En este contexto de lineales vacíos y fantasma puntual de desabastecimiento, cobra importancia la relocalización de la producción. El contar con esa red de garantía que da la soberanía alimentaria, ese producir sin fiar a la importación. Ojalá sirva para también ser conscientes de la necesidad de la agricultura de regadío precisamente para disminuir la dependencia exterior y valorar el papel e importancia de la formación, capacitación y garantía de que nuestra agricultura de regadío funciona adecuadamente.

Podríamos añadir a este pequeño argumentario su contribución al PIB, los puestos de trabajos generados, datos que son fundamentales y de gran transcendencia para nuestro funcionamiento como país, pero no son capaces de generar ese apego entre la agricultura de regadío y las personas de nuestras ciudades. Son datos económicos vistos de forma lejana.

Por ello es importante todo lo demás, es importante empezar a tomar conciencia de que es la producción llevada a cabo en regadío la que tiene capacidad en el futuro de librarnos de situaciones de desabastecimiento, la que nos proporciona cierta garantía de calidad de vida y sobre todo la que mantiene viva la superficie agraria de nuestro país como un importante recurso en caso de necesitar incrementar la producción agraria, como está ocurriendo en la actualidad.

La agricultura de regadío es un más que interesante reto profesional para nuestros hijos e hijas, un sector en el que difícilmente encontrarán límite a su curiosidad y una fuente constante de motivación.

Y como dicen nuestros mayores “comer, hay que comer, y si es posible cinco veces al día” y es esta necesidad la que nos convierte en compañeros obligatorios de viaje, con una sociedad que debe cada día girar más su mirada hacia lo rural como futuro”.

5 de julio de 2022

Otras noticias

La Cartuja de las Fuentes, templo de cine

Hablar de la Cartuja de las Fuentes es evocar uno de los espacios más singulares de la provincia de Huesca. Este gran conjunto monumental, enclavado en el corazón de Los Monegros, atesora una extraordinaria riqueza patrimonial. Sorprende a quienes lo visitan por la fuerza de su historia, la elegancia de su arquitectura y, muy especialmente, por sus impresionantes pinturas murales, obra de fray Manuel Bayeu, cuñado de Francisco de Goya.

Desde que la Diputación Provincial de Huesca asumió su titularidad, la Cartuja ha cautivado también a directores de cine y equipos de rodaje, que han encontrado en este enclave un escenario único para mostrar la belleza de esta provincia en la gran pantalla.

Durante el pasado mes de octubre, esta localización fue testigo de la grabación de Las Indias, un largometraje de ficción dirigido por los suizos Pauline Julier y Nicolas Chapoulier.

Ambientada en la Francia del siglo XVII, la película narra la misión del traslado a caballo, desde Madrid hasta Versalles, de un retrato real pintado por Diego Velázquez, un cuadro que representa a la infanta de España para su futuro esposo, Luis XIV. Un camino largo, incierto y lleno de dificultades que constituye el eje narrativo del filme.

En el rodaje, la directora subrayó la excepcionalidad del lugar: “Es la primera vez que grabo en España. La Cartuja es una maravilla; tenemos mucha suerte de estar aquí. Es un lugar muy especial, con un ambiente y una luz increíbles”.

El actor Théo Urtubey, que interpreta a uno de los mensajeros, coincidió en esa valoración: “Es mucho más fácil actuar aquí porque uno no tiene que imaginar nada; lo tiene todo delante”.

Una vez más, este monumental conjunto se reafirma como un auténtico templo de cine. Su arquitectura, su atmósfera y su incomparable iluminación natural lo han situado como uno de los escenarios más sugerentes del panorama audiovisual nacional, acogiendo rodajes que evidencian el potencial artístico y paisajístico de Los Monegros y de la provincia de Huesca.

VISITAS GUIADAS TODOS LOS FINES DE SEMANA

Desde 2015, la Diputación Provincial de Huesca es propietaria de este conjunto monástico y ha impulsado un ambicioso plan de restauración y recuperación que permite compatibilizar las obras con la apertura al público.

Diez años después y sólo en lo que va de año, más de tres mil personas han recorrido sus claustros y han admirado las pinturas de Bayeu. La mayoría de visitantes procede de Aragón, aunque cada vez crece más el número de turistas extranjeros atraídos por esta joya patrimonial.

Las visitas guiadas, que son gratuitas, se realizan los sábados, domingos y festivos nacionales (excepto el 25 de diciembre y el 1 de enero) en dos turnos: 11:00 y 12:30 horas.

Durante noventa minutos, Martín y Marta, profesionales con amplia formación en Turismo y cursos especializados en Patrimonio y Gestión Cultural, acompañan al público en un recorrido que combina historia y arte, revelando las numerosas curiosidades que encierra este singular conjunto.

14 de noviembre de 2025 |
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