La Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternasco de Aragón pone a la familia Larraz como ejemplo de compromiso con el territorio, al igual que a cientos de ganaderos adscritos a la citada marca de calidad alimentaria. La familia Larraz desarrolla su actividad en Novés, una pedanía de Jaca de unos treinta habitantes. Está situada en la margen derecha del río Aragón, entre Jaca y Navarra. Los hermanos José Luis y Virginia, quinta generación de la familia Larraz, gestionan un rebaño de más de mil ovejas de raza rasa aragonesa. Son ayudados por su padre, José Luis, que dice: “Mientras pueda ayudar lo seguiré haciendo; el pastoreo se lleva siempre por dentro”.
Ternasco de Aragón apunta de esta familia que “está muy comprometida con su territorio y con el entorno; pastan sus ovejas en los alrededores de Novés, contribuyendo de esta forma a la limpieza de caminos y montes bajos, y en verano en el puerto de Collarada, lugar al que suben junto a otros cuatro ganaderos de la zona”. La familia Larraz está acogida con su rebaño a los programas de mejora de UPRA-Oviaragón para conseguir un estándar racial, profesionalizar la producción e incrementar la prolificidad.
La IGP Ternasco de Aragón incide en que “el proceso de crianza que ampara esta firma se basa en el aprovechamiento de los recursos forrajeros locales mediante el pastoreo, uno de los sistemas alimentarios más sostenibles del planeta, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; y es que el pastoreo contribuye a mitigar el cambio climático, ya que favorece la incorporación de carbono en el suelo y reduce las emisiones por minimizar el riesgo de incendios”.
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La organización del II Congreso Ibérico del Maíz hace balance: “España y Portugal, de la mano, están preparadas para competir en un mercado global”
Es una de las frases del II Congreso Ibérico del Maíz, que tuvo lugar en Barbastro (Huesca) los días 23 y 24 de marzo. Estuvo organizado por la Asociación General de Productores de Maíz de España (AGPME) y la Asociación Nacional de Productores de Maíz y Sorgo de Portugal (ANPROMIS). Contó con la asistencia de unas seiscientas personas. El gran mensaje transmitido durante el Congreso fue “el de la fortaleza del sector del maíz”.
José Luis Romeo, presidente de la AGPME, habla de ir juntos España y Portugal, dado que “tenemos los mismos objetivos, los mismos intereses y un producto muy valioso; seguiremos trabajando juntos por la fuerza de este sector”.
Ángel Samper, secretario general de ASAJA Aragón, se mostraba desesperanzado con la situación actual de la agricultura y ganadería debido a la Política Agraria Común (PAC). Y se mostraba muy crítico con la palabra sostenibilidad: “Tenemos que desterrar la palabra sostenibilidad, porque la hemos mancillado; es necesario sustituirla por la palabra eficiencia medioambiental, social y económica”.
José Antonio López Guerrero, catedrático de Microbiología de la UAM, abordaba el tema “Biotecnología para alimentar al mundo”. En su ponencia destacaba “los beneficios de la biotecnología aplicada al sector agroalimentario: rendimiento más alto de las producciones en menos terreno, mayores ingresos para el agricultor, mejora de la calidad, menor riesgo de pérdida de rendimiento y mejora en la conservación del suelo, entre otros”.
Javier Folch, director de AGPME y Asaja Aragón, era rotundo al decir que “no sabemos comunicar; aún tenemos que avanzar en comunicación y poner en valor todo lo positivo que generamos y todas nuestras bondades”.
El presidente de ASAJA Nacional, Pedro Barato, manifestaba su desconfianza en la globalización, porque ya no cree en ella, y su descontento con las políticas agrarias, ya que “una política agraria en la que hay restricciones y no se dan soluciones es terrible”.