El consumo de helado en España sigue en una tendencia ascendente. El consumo fue de 149 millones de litros de helado entre junio de 2020 y mayo de 2021, un 4 por ciento más que un año antes. El incremento en la facturación es todavía mayor (un 4,8 por ciento); la facturación global fue de 554,6 millones de euros.
Son datos que aporta el Ministerio de Agricultura, en el marco de su Panel de Consumo Alimentario. A tal respecto, el Ministerio hace las siguientes afirmaciones:
“Cada español consumió una media de 3,23 litros de helado, en los que gastó 12 euros, un 4,9 por ciento más que el año anterior.
El consumo de helados se caracteriza por una fuerte estacionalización, de forma que más de la mitad de las compras (53,7 por ciento) se concentra en los meses de junio, julio y agosto.
La pandemia de la COVID-19 ha tenido un claro impacto en las ventas de helados, que no son ajenos al incremento del consumo alimentario en el hogar producido en el año 2020.
Así, los meses en los que hubo medidas de confinamiento registraron unos fuertes incrementos de la demanda, del 25 por ciento en abril y del 33 por ciento en mayo, aunque el mayor se produjo en noviembre (un 36 por ciento) cuando se decretaron nuevas restricciones a los movimientos por una nueva ola del virus.
Por el contrario, este mismo motivo ocasionó en 2020 un importante descenso en el consumo de helados en establecimientos fuera del hogar (descenso de casi el 41 por ciento).
La frecuencia de consumo per cápita de helados fuera del hogar ha pasado de siete veces en el año 2019 a cinco veces en 2020, mientras que el volumen consumido ha descendido de 1,1 a 0,6 litros.
En cuanto a la distribución territorial, las comunidades autónomas del sur y sobre todo las islas registran un mayor consumo de helados.
Baleares es, con mucho, la comunidad con mayor demanda (5 litros por habitante al año, casi dos litros por encima de la media nacional); le sigue Canarias (con 3,9 litros de consumo per cápita).
Por el contrario, Castilla y León es la comunidad donde menos helados se toman (2,3 litros por persona), junto a Cantabria (2,4) y País Vasco (2,5).
En términos globales, Andalucía es donde más volumen de helado se consume, el 19,6 por ciento del total nacional, claramente por encima de su peso poblacional en el conjunto de España (17,5 por ciento).
En las otras dos comunidades más pobladas ocurre lo contrario, es decir, el consumo de helados es inferior a su peso poblacional. Así, en Cataluña, que concentra el 16,2 por ciento de la población nacional, se consume el 15,3 por ciento de helados, mientras que en Madrid estos datos son del 14,1 y 12,9 por ciento, respectivamente”.
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Aragón presenta el informe “Análisis de la ganadería extensiva”
Los consejeros de Agricultura y Presidencia del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona y Mayte Pérez, se han desplazado a una explotación de ganado vacuno de raza pirenaica situada en Cedrillas (Teruel). Allí han dado datos incluidos en el informe “Análisis de la ganadería extensiva de Aragón”.
Los más destacables son los siguientes:
“El estudio determina que, de las 3.935 explotaciones de ganadería extensiva existentes en Aragón, el setenta por ciento se sitúan en zonas de montaña, fundamentalmente en las comarcas del Sobrarbe, Ribagorza y Jacetania. Estas explotaciones se caracterizan por tener un carácter netamente familiar, acreditando sus titulares una elevada profesionalidad (más del noventa por ciento de los ingresos de estas familias procede del sector agrario).
El informe pone de manifiesto que la renta de los ganaderos (diferencia entre ingresos y gastos) se sitúa en algo más de catorce mil euros al año. Y eso contando con que las ayudas medias que ya reciben este tipo de explotaciones alcanza en Aragón los treinta y dos mil euros al año. Más de la mitad de las ayudas públicas que reciben van directamente a cubrir los costes que no quedan resarcidos por la actividad ganadera. Esta diferencia se agrava todavía más en el caso de las explotaciones de ganadería extensiva situadas en zonas de montaña, donde, aun recibiendo una ayuda superior que alcanza los treinta y cinco mil euros al año, su renta final apenas supera los doce mil euros al año en determinados casos.
En cuanto a la edad de los ganaderos extensivos, sólo el diecinueve por ciento son menores de cuarenta años. Sin embargo, casi el setenta y tres por ciento de las explotaciones de titulares menores de cuarenta años se ubican en zonas de montaña.
Respecto a la evolución de censos, considerando la serie histórica (2013-2021), se constata un incremento en el caso de vacas nodrizas (diecisiete por ciento en la zona pirenaica, y sesenta y cinco por ciento en el resto de zonas de montaña). Sin embargo, en el caso de la ganadería de ovino, estas cifras son negativas, con una reducción del cinco por ciento en la zona pirenaica y del nueve por ciento en el resto de zonas de montaña”.