La iniciativa promocional “Carnes con estilo”, auspiciada por las IGP Ternasco de Aragón y Ternera Gallega, muestra quién hay detrás de un sello como éste: IGP (Indicación Geográfica Protegida). En el caso del Ternasco de Aragón muestran el modo de vida de Natalia Fanlo y Alberto Riba, y en el caso de la Ternera Gallega muestran a Teresa López y Ángel Santos.
“Carnes con estilo” señala que “el sello IGP viene otorgado por la Unión Europea y avala productos de calidad alimentaria diferenciada, garantizados mediante controles específicos”.
Indica igualmente que “cuando un consumidor adquiere un producto con el sello IGP, como Ternera Gallega y Ternasco de Aragón, apoya el trabajo de cientos de productores dedicados a que nuestros alimentos tengan la mayor calidad y garantías posibles”.
Y añade que “el consumo de cordero Ternasco de Aragón IGP y Ternera Gallega IGP contribuye al sostenimiento del estilo de vida tradicional de muchas zonas rurales”.
NATALIA FANLO, GANADERA DE TERNASCO DE ARAGÓN
La más joven de los ganaderos entrevistados es Natalia Fanlo, de 27 años. En 2018, fruto de una decisión meditada, cambió de vida para dedicarse a las ovejas. Hoy tiene 1.500 cabezas de ovino y caprino en Tauste (más de 1.400 de ovino), que pastan en los prados de Velilla y Gelsa.
Desde el primer momento entró a formar parte de la IGP porque está criando ovejas de Rasa Aragonesa, y es una forma de mantener una raza autóctona de la zona, que considera importante que no se pierda. Y, además, le da un valor añadido a los corderos.
Pero quizá las ventajas más contundentes del sello europeo para Natalia son las que obtiene el consumidor final: “Las pautas que exige la IGP garantizan que es un producto de calidad, nacional, de proximidad y que cumple con toda la normativa de bienestar animal”.
Añade que “cuando compras Ternasco de Aragón IGP estás adquiriendo una carne sostenible que ayuda al mantenimiento del medio ambiente, porque las ganaderías que pertenecen a la IGP pastan por los montes, y, además, fija la población, porque allí donde están los animales tiene que estar el ganadero”.
ALBERTO RIBA, GANADERO DE TERNASCO DE ARAGÓN
Alberto Riba, aragonés de 44 años de edad, viene de una familia con una gran tradición ganadera. No en vano su padre, Antonio Riba, fue uno de los fundadores de la cooperativa Carne Aragón, creada en 1981 por sólo 25 ganaderos y que hoy en día, con más de 700, es Pastores Grupo Cooperativo.
Alberto, que cuida con su mujer un rebaño de alrededor de 600 ovejas en la comarca de Matarraña, una zona principalmente montañosa, es un firme convencido de la utilidad del pastoreo.
Dice: “En invierno nos dedicamos principalmente a limpiar orillas de campos, pinos caídos,… que, si no lo hacemos los pastores, no lo hace nadie. En primavera segamos la hierba y en verano recogemos la paja que le daremos en invierno a los animales. Éste es nuestro día a día, los animales siempre lo primero”.
También es un defensor del sello IGP, al que su familia siempre ha estado adscrita: “La trazabilidad y los controles que lleva a cabo la IGP son muy exhaustivos, controlan al cien por cien la trazabilidad; se vigila la alimentación de las madres, de los corderos, la edad, los piensos,…, para que nunca llegue al mercado un cordero que no tenga las máximas garantías para el consumidor”.
TERESA LÓPEZ, GANADERA DE TERNERA GALLEGA
Teresa López, de 45 años, vive en la pequeña aldea de Foxado (La Coruña) desde los 25, cuando el amor hizo que se mudara desde su Barcelona natal hasta Galicia. Al tener a sus hijos, la necesidad de conciliar la vida familiar y profesional le llevó a ocuparse de la ganadería de sus suegros, con la ayuda puntual de su marido.
Hoy en día tiene 39 vacas, un toro y 23 terneros adscritos al Consejo Regulador de la IGP Ternera Gallega: “Pertenecer a la IGP da seguridad a los ganaderos, pero sobre todo a los consumidores, ya que este sello es una garantía de calidad, de saber lo que estás comiendo”.
Para Teresa, esta labor de control es fundamental: “Puedo atestiguar que hay inspecciones continuas, porque a mí me las hacen, vienen a mirar si los terneros siguen mamando hasta los siete meses, el pienso que comen, el agua que beben,…; creo que esto también es bueno para los ganaderos, porque siempre es mejor más seguridad que menos”.
ÁNGEL SANTOS, GANADERO DE TERNERA GALLEGA
Desde 2013 Ángel Santos, de 40 años, gestiona una ganadería junto a su madre en Friol (Lugo). La vida de su familia siempre ha estado ligada a la crianza del ganado y él, que estudió Administrativo, decidió seguir la misma senda que su madre y abuelos, y montar una explotación de vacuno.
Actualmente, en las 50 hectáreas que gestiona, pastan 70 cabezas de ganado y 35 terneros, aunque la media se sitúa en los 40.
Explica: “Lo primero que hacemos al levantarnos es llevar a mamar a los terneros, y luego sacamos al ganado al aire libre a pastar, hasta la noche, cuando los volvemos a recoger”.
Todos sus animales son de Rubia Gallega. Explica: “En casa nunca hubo otra raza”. Por eso todos sus terneros están inscritos dentro de la IGP Ternera Gallega, en la categoría de Ternera Gallega Suprema. Indica: “Porque el sello aporta un valor añadido a la carne y se nota la diferencia”.
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