Diario del Campo

Fundado en 2012 por Alberto Cebrián

jueves, 1 de junio de 2023

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La Red Arax publica un informe sobre cultivos que deben explorar los agricultores aragoneses

Cultivos para explorar” es el título del post que ha publicado la Red Aragonesa de Cultivos Extensivos y Leguminosas (Red Arax). Esta entidad reconoce el creciente interés que hay por la producción de proteína vegetal, y habla de cultivos como la soja, garbanzos, lentejas, habas y el trigo sarraceno. Un extracto del post de la Red Arax es el siguiente:

Las leguminosas como las habas, garbanzos y soja son grandes fijadores de nitrógeno en el suelo. Según la FAO pueden llegar a fijar entre 72 y 350 kilos por hectárea y año. Además, los datos apuntan que el cereal que se cultiva detrás de leguminosas puede producir en torno a 1.500 kilos más.

Ante la curiosidad y el interés de los socios, la Cooperativa Santa Orosia ha incluido como novedad en su plataforma de ensayo catorce variedades diferentes de habas para alimentación animal. El objetivo, además de estar dentro del Grupo Operativo INPULSE, es conocer su adaptación a la comarca de la Jacetania.

Las habas son una leguminosa y, por tanto, un gran fijador de nitrógeno en el suelo. Otro de los puntos que dan valor a este cultivo es que se puede utilizar para su cosecha la misma maquinaria que en el cereal. La única diferencia es que se siembra a más profundidad.

En el Bajo Aragón se trabaja en la misma dirección. En la Cooperativa Nuestra Señora de los Pueyos, de Alcañiz, se han sembrado ocho variedades de garbanzo y por primera vez se va a hacer un estudio con lentejas. El año pasado se incluyó el cultivo del garbanzo en su plataforma de ensayo y los resultados fueron muy buenos; no obstante, la campaña pasada fue atípica porque llovió mucho y en el momento en que tenía que hacerlo. Los datos sí que demuestran que la adaptación fue excepcional; por ejemplo, la variedad KASIM alcanzó los 2.044 kilos por hectárea y tuvo un porte de 64 centímetros.

¿Por qué apostar por garbanzo? Es una leguminosa y, por tanto, es un cultivo fijador de nitrógeno en el suelo. Esto lo convierte en un cultivo muy atractivo para la rotación con el cereal. Lo mismo ocurre con la lenteja.

La Cooperativa San José de Sádaba y Gallicum en Zuera ensayan con variedades comerciales de garbanzo y también con semillas autóctonas procedentes del Banco de Germoplasma del CITA de Aragón.

¿El trigo sarraceno puede tener recorrido en Aragón? Ante esa pregunta la Cooperativa Agrícola de Barbastro inició hace un año pruebas con este cultivo. El primer objetivo era conocerlo. La floración les sorprendió y también la forma poliédrica de su fruto. Y el segundo punto que se analiza es densidad de siembra y la respuesta ante diferentes dosis de fertilizantes y la aplicación de herbicidas.

El problema del trigo sarraceno a día de hoy no reside en su adaptación al medio sino en su salida comercial. Es necesario un molino capaz de pelar su fruto y en España no existe ninguno.

En 2020 España produjo un total de 46.400 toneladas de lentejas, es decir, 10.500 toneladas más que en la campaña anterior. Es un incremento que responde a la necesidad de buscar alternativas al cereal. En estos momentos, Europa premia la apuesta por la sostenibilidad. A través de la estrategia Farm to Fork, la Comisión Europea quiere reducir en un veinte por ciento el uso de fertilizantes”.

22 de febrero de 2022

Otras noticias

Editorial de UPA: “Se nos acaba el tiempo”

UPA firma un nuevo artículo, que lleva por título “Se nos acaba el tiempo”. Aparece publicado en el número 293 de la revista “La tierra de la agricultura y la ganadería”, de la que la propia UPA es la editora. Dice así:

“Por supuesto que siempre ha habido sequías, incluso prolongadas durante varios años, calificadas siempre como históricas desde que hay registros. Por supuesto que los agricultores y ganaderos españoles estamos más que habituados, probablemente como ningunos en Europa, a sufrir la dureza extrema de los fenómenos climáticos de todo tipo. Por algo, con todas sus carencias y defectos, tenemos el mejor sistema de seguros agrarios de la Unión Europea.

Pero hace tiempo, mucho tiempo, que los problemas puntuales con las alarmas climáticas, como la grave sequía de este año, no hacen sino advertirnos de que nos enfrentamos a una situación inédita. Se observa un cambio en el comportamiento del clima provocado por nosotros, los seres humanos, con un desarrollo de actividades de doble cara: por una, nos ha ayudado a progresar y mejorar; y, por otra, ha generado agresiones terribles a la sostenibilidad medioambiental.

En definitiva, que la sequía que estamos sufriendo en España es histórica, sin duda, y que supone un enorme perjuicio a todos los sectores agrícolas y ganaderos; y por extensión al conjunto de la sociedad, porque a veces se olvida que de nuestros cultivos y nuestro ganado depende la alimentación sostenible y a precios justos de toda la población, en España, y en buena parte de Europa y el resto del mundo, que por algo somos una potencia exportadora de alimentos.

También es de valorar y agradecer la rapidez con la que se ha gestionado desde el Gobierno la puesta en marcha de ayudas directas, con prioridad para la agricultura familiar, presionando a su vez a las comunidades autónomas para que actúen en consecuencia.

Todo esto está muy bien. El problema es que estamos hablando de algo mucho más grave, que amenaza nuestro futuro y es necesario actuar ¡ya! con el horizonte en el futuro, en las nuevas sequías por venir, las olas de calor, las lluvias torrenciales que destrozan todo a su paso. En resumen, se ha acabado el tiempo de hablar del cambio climático para actuar sobre el terreno en la adecuación y mitigación, como venimos defendiendo en UPA con nuestros programas sobre la materia.

Hay que actuar sobre los planes hidrológicos, las inversiones en mejora de los actuales y puesta en marcha de nuevos sistemas de regadío más eficientes. Hay que aprovechar todas las oportunidades que ofrecen los progresos tecnológicos, que son muchos y vendrán más, para sacar el máximo rendimiento a cada gota de agua. Hay que acabar con la especulación y los usos indebidos, y aplicar criterios sociales y solidarios entre territorios para que nadie se quede fuera del acceso al agua imprescindible para producir alimentos.

Y todos, desde dentro del sector, las instituciones y lo que antes se denominaba opinión pública, debemos trabajar para evitar que se consoliden falsas verdades en torno al derroche de agua en el campo, al supuesto despilfarro de los regadíos o a la inconveniencia de producir alimentos para la ganadería.

Sólo desde una visión responsable y realista seremos capaces, en definitiva, de dejar de hablar de sequía en cuanto caen cuatro gotas y la ilusión óptica del asfalto mojado durante un rato hace creer que en el campo somos muy exagerados. Estamos ante una tremenda encrucijada, que sí que es histórica, y de nuestra capacidad de respuesta sostenida en el tiempo depende, sin duda, el camino a recorrer en el futuro”.

31 de mayo de 2023 |
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