Investigadores del CITA de Aragón y de la Universidad de Zaragoza han analizado la evolución de la ganadería en el Pirineo desde 1990 hasta 2018. Las conclusiones de este estudio hablan de reducción en el número de explotaciones ganaderas, problemas de relevo generacional, y cambio de orientación productiva (pasando de vacuno de leche a vacuno de carne).
El trabajo se ha realizado en tres áreas geográficas concretas: Los valles de Broto, Benasque y Baliera-Barrabés.
Desde el CITA se apunta que “en los últimos 30 años ha cambiado la orientación productiva (de producción de leche a producción de carne), se ha incrementado la duración del pastoreo, el tamaño del rebaño y la concentración de animales por superficie agraria, pero se ha reducido la mano de obra dedicada a la ganadería y se han abandonado las zonas de pastos más marginales”.
Respecto a cada valle se hace el siguiente análisis:
– Valle de Benasque: “La demanda de mano de obra debido al desarrollo turístico produjo una gran competencia por la mano de obra con la ganadería”.
– Valle de Broto: “La limitada disponibilidad de área agrícola ha generado un incremento del número de animales por superficie mucho mayor que en los otros valles”.
– Valle de Baliera-Barrabés: “La falta de alternativas económicas (como el turismo) ha favorecido que las explotaciones ganaderas sean de mayor tamaño y se dediquen más al cebo de animales”.
Y se concluye que “un 40 por ciento de las explotaciones, independientemente del valle en el que se ubican, mostró escasa adaptación a los cambios acaecidos durante el periodo estudiado, lo cual es motivo de preocupación para el futuro de muchas explotaciones”.
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Aragón presenta el informe “Análisis de la ganadería extensiva”
Los consejeros de Agricultura y Presidencia del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona y Mayte Pérez, se han desplazado a una explotación de ganado vacuno de raza pirenaica situada en Cedrillas (Teruel). Allí han dado datos incluidos en el informe “Análisis de la ganadería extensiva de Aragón”.
Los más destacables son los siguientes:
“El estudio determina que, de las 3.935 explotaciones de ganadería extensiva existentes en Aragón, el setenta por ciento se sitúan en zonas de montaña, fundamentalmente en las comarcas del Sobrarbe, Ribagorza y Jacetania. Estas explotaciones se caracterizan por tener un carácter netamente familiar, acreditando sus titulares una elevada profesionalidad (más del noventa por ciento de los ingresos de estas familias procede del sector agrario).
El informe pone de manifiesto que la renta de los ganaderos (diferencia entre ingresos y gastos) se sitúa en algo más de catorce mil euros al año. Y eso contando con que las ayudas medias que ya reciben este tipo de explotaciones alcanza en Aragón los treinta y dos mil euros al año. Más de la mitad de las ayudas públicas que reciben van directamente a cubrir los costes que no quedan resarcidos por la actividad ganadera. Esta diferencia se agrava todavía más en el caso de las explotaciones de ganadería extensiva situadas en zonas de montaña, donde, aun recibiendo una ayuda superior que alcanza los treinta y cinco mil euros al año, su renta final apenas supera los doce mil euros al año en determinados casos.
En cuanto a la edad de los ganaderos extensivos, sólo el diecinueve por ciento son menores de cuarenta años. Sin embargo, casi el setenta y tres por ciento de las explotaciones de titulares menores de cuarenta años se ubican en zonas de montaña.
Respecto a la evolución de censos, considerando la serie histórica (2013-2021), se constata un incremento en el caso de vacas nodrizas (diecisiete por ciento en la zona pirenaica, y sesenta y cinco por ciento en el resto de zonas de montaña). Sin embargo, en el caso de la ganadería de ovino, estas cifras son negativas, con una reducción del cinco por ciento en la zona pirenaica y del nueve por ciento en el resto de zonas de montaña”.