Se ha celebrado asamblea general de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB). Allí se ha aprobado por unanimidad el nombramiento de Ignacio Silva como consejero y nuevo presidente de la entidad. Ignacio Silva, presidente y CEO de Deoleo, sustituye en el cargo a Tomás Pascual Gómez-Cuétara, presidente de Pascual, que se encontraba al frente de FIAB desde diciembre de 2017.
El nuevo presidente de esta federación es licenciado en Economía por la Universidad de Barcelona y cuenta con más de treinta años de experiencia en el mercado de consumo a gran escala. Es también muy conocedor del sector asociativo.
Ignacio Silva ha destacado “la importancia de la colaboración público-privada para que el sector pueda seguir liderando la economía española”. Ha solicitado al Gobierno de España “que acelere la convocatoria del PERTE alimentario para que las empresas del sector, en su mayoría PYMEs, puedan poner ya en marcha el proceso de transformación que les permita mantener su competitividad”.
El presidente de FIAB ha afirmado que “el impulso al PERTE debe ir acompañado de otra serie de medidas que nos permitan seguir siendo el primer sector industrial del país y liderando la creación de empleo cualificado y de calidad”. Entre otras, Ignacio Silva ha solicitado “una bajada temporal del IVA a los alimentos y las bebidas que permita incentivar el consumo, ayudas directas a las empresas del sector y que se paralice cualquier medida legislativa o fiscal que pueda perjudicar a las empresas, al empleo y al consumo”.
La asamblea general de FIAB, que ha sido clausurada por el ministro de Agricultura, Luis Planas, ha aprobado el nombramiento de Narcís Roura, director general de PepsiCo Suroeste de Europa, como nuevo consejero de la Federación. Se ha aprobado también la incorporación a FIAB de la Agrupación de Exportadores de Almendra y Avellana de España (Almendrave), por lo que esta federación cuenta ya entre sus miembros con cuarenta y cinco asociaciones sectoriales.
Otras noticias
Aragón presenta el informe “Análisis de la ganadería extensiva”
Los consejeros de Agricultura y Presidencia del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona y Mayte Pérez, se han desplazado a una explotación de ganado vacuno de raza pirenaica situada en Cedrillas (Teruel). Allí han dado datos incluidos en el informe “Análisis de la ganadería extensiva de Aragón”.
Los más destacables son los siguientes:
“El estudio determina que, de las 3.935 explotaciones de ganadería extensiva existentes en Aragón, el setenta por ciento se sitúan en zonas de montaña, fundamentalmente en las comarcas del Sobrarbe, Ribagorza y Jacetania. Estas explotaciones se caracterizan por tener un carácter netamente familiar, acreditando sus titulares una elevada profesionalidad (más del noventa por ciento de los ingresos de estas familias procede del sector agrario).
El informe pone de manifiesto que la renta de los ganaderos (diferencia entre ingresos y gastos) se sitúa en algo más de catorce mil euros al año. Y eso contando con que las ayudas medias que ya reciben este tipo de explotaciones alcanza en Aragón los treinta y dos mil euros al año. Más de la mitad de las ayudas públicas que reciben van directamente a cubrir los costes que no quedan resarcidos por la actividad ganadera. Esta diferencia se agrava todavía más en el caso de las explotaciones de ganadería extensiva situadas en zonas de montaña, donde, aun recibiendo una ayuda superior que alcanza los treinta y cinco mil euros al año, su renta final apenas supera los doce mil euros al año en determinados casos.
En cuanto a la edad de los ganaderos extensivos, sólo el diecinueve por ciento son menores de cuarenta años. Sin embargo, casi el setenta y tres por ciento de las explotaciones de titulares menores de cuarenta años se ubican en zonas de montaña.
Respecto a la evolución de censos, considerando la serie histórica (2013-2021), se constata un incremento en el caso de vacas nodrizas (diecisiete por ciento en la zona pirenaica, y sesenta y cinco por ciento en el resto de zonas de montaña). Sin embargo, en el caso de la ganadería de ovino, estas cifras son negativas, con una reducción del cinco por ciento en la zona pirenaica y del nueve por ciento en el resto de zonas de montaña”.