Las firmas españolas Grupo AN y Coren aparecen en el TOP 300 cooperativo mundial, elaborado por la Alianza Cooperativa Internacional con el apoyo científico y técnico del Instituto Europeo de Investigación sobre Cooperativas y Empresas Sociales. Se trata de un informe que pretende visualizar la contribución económica y social de las cooperativas y organizaciones mutuales.
El último informe, correspondiente a 2021, pone de manifiesto “cómo las cooperativas han demostrado mayor capacidad de resiliencia tras la pandemia, frente a otros tipos de empresas, y contribuyen a conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas”. El informe muestra el TOP 10 de las cooperativas mundiales, donde no se encuentra ninguna cooperativa española, y está prácticamente acaparado por empresas del sector financiero y de seguros.
En el TOP 300 aparecen firmas españolas como Corporación Mondragón, Mutua Madrileña, Cofares, Consum, Grupo Bidafarma, Fundación Espriu, Grupo AN, Coren y Cajamar. El Grupo AN de Navarra y Coren de Galicia se encuadran en el apartado agroalimentario.
El TOP 10 mundial de las cooperativas del sector agroalimentario es el siguiente:
1. Zen-Noh, de Japón.
2. Nonghyup (National Agricultural Cooperative Federation – NACF), de la República de Korea.
3. CHS, de Estados Unidos.
4. Bay Wa, de Alemania.
5. Dairy Farmers of America, de Estados Unidos.
6. Land O´Lakes, de Estados Unidos.
7. Hokuren, de Japón.
8. Fonterra, de Nueva Zelanda.
9. Friesland Campina, de Holanda.
10. Arla Foods, de Dinamarca.
El informe de la Alianza Cooperativa Internacional concluye lo siguiente: “Las cooperativas agroalimentarias existen prácticamente en todos los países del mundo. Están muy bien representadas, tanto en economías desarrolladas como en países emergentes, y contribuyen a la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza en diferentes áreas del mundo. Este tipo de cooperativas permiten a los agricultores aumentar sus rendimientos e ingresos mediante la puesta en común de sus recursos, favorecer el bien común y el empoderamiento económico”.
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Editorial de UPA: “Se nos acaba el tiempo”
UPA firma un nuevo artículo, que lleva por título “Se nos acaba el tiempo”. Aparece publicado en el número 293 de la revista “La tierra de la agricultura y la ganadería”, de la que la propia UPA es la editora. Dice así:
“Por supuesto que siempre ha habido sequías, incluso prolongadas durante varios años, calificadas siempre como históricas desde que hay registros. Por supuesto que los agricultores y ganaderos españoles estamos más que habituados, probablemente como ningunos en Europa, a sufrir la dureza extrema de los fenómenos climáticos de todo tipo. Por algo, con todas sus carencias y defectos, tenemos el mejor sistema de seguros agrarios de la Unión Europea.
Pero hace tiempo, mucho tiempo, que los problemas puntuales con las alarmas climáticas, como la grave sequía de este año, no hacen sino advertirnos de que nos enfrentamos a una situación inédita. Se observa un cambio en el comportamiento del clima provocado por nosotros, los seres humanos, con un desarrollo de actividades de doble cara: por una, nos ha ayudado a progresar y mejorar; y, por otra, ha generado agresiones terribles a la sostenibilidad medioambiental.
En definitiva, que la sequía que estamos sufriendo en España es histórica, sin duda, y que supone un enorme perjuicio a todos los sectores agrícolas y ganaderos; y por extensión al conjunto de la sociedad, porque a veces se olvida que de nuestros cultivos y nuestro ganado depende la alimentación sostenible y a precios justos de toda la población, en España, y en buena parte de Europa y el resto del mundo, que por algo somos una potencia exportadora de alimentos.
También es de valorar y agradecer la rapidez con la que se ha gestionado desde el Gobierno la puesta en marcha de ayudas directas, con prioridad para la agricultura familiar, presionando a su vez a las comunidades autónomas para que actúen en consecuencia.
Todo esto está muy bien. El problema es que estamos hablando de algo mucho más grave, que amenaza nuestro futuro y es necesario actuar ¡ya! con el horizonte en el futuro, en las nuevas sequías por venir, las olas de calor, las lluvias torrenciales que destrozan todo a su paso. En resumen, se ha acabado el tiempo de hablar del cambio climático para actuar sobre el terreno en la adecuación y mitigación, como venimos defendiendo en UPA con nuestros programas sobre la materia.
Hay que actuar sobre los planes hidrológicos, las inversiones en mejora de los actuales y puesta en marcha de nuevos sistemas de regadío más eficientes. Hay que aprovechar todas las oportunidades que ofrecen los progresos tecnológicos, que son muchos y vendrán más, para sacar el máximo rendimiento a cada gota de agua. Hay que acabar con la especulación y los usos indebidos, y aplicar criterios sociales y solidarios entre territorios para que nadie se quede fuera del acceso al agua imprescindible para producir alimentos.
Y todos, desde dentro del sector, las instituciones y lo que antes se denominaba opinión pública, debemos trabajar para evitar que se consoliden falsas verdades en torno al derroche de agua en el campo, al supuesto despilfarro de los regadíos o a la inconveniencia de producir alimentos para la ganadería.
Sólo desde una visión responsable y realista seremos capaces, en definitiva, de dejar de hablar de sequía en cuanto caen cuatro gotas y la ilusión óptica del asfalto mojado durante un rato hace creer que en el campo somos muy exagerados. Estamos ante una tremenda encrucijada, que sí que es histórica, y de nuestra capacidad de respuesta sostenida en el tiempo depende, sin duda, el camino a recorrer en el futuro”.