Diario del Campo

Fundado en 2012 por Alberto Cebrián

jueves, 1 de junio de 2023

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El manejo integrado de enfermedades, herramienta contra la Verticilosis del olivar

El Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba afirma que ha conseguido reducir la incidencia de Verticilosis en un olivar comercial aplicando una estrategia de gestión integrada de enfermedades. El trabajo de investigación se ha centrado en la búsqueda de cultivares más resistentes y en la implantación de prácticas que reduzcan la incidencia.

Desde la Universidad de Córdoba se explica que la Verticilosis (causada por el hongo Verticillium dahliae) es una enfermedad que trae de cabeza a los productores del sector olivarero.

El aumento de la Verticilosis en España se debe principalmente a la colonización de suelos infestados (usados para algodón, uno de los principales hospedadores del patógeno), y a la propagación de una variante defoliante del patógeno, más virulenta y que acaba con el olivo.

El investigador Juan Moral ha conseguido reducir la incidencia de la enfermedad. Ha usado un enfoque de manejo integrado de enfermedades en un olivar comercial de la variedad Picual afectado por el patógeno.

Se ha llevado a cabo durante años una estrategia con varias prácticas: Reemplazo de olivos muertos por cultivares con mayor resistencia a la Verticilosis como Frantoio, tras solarización del suelo (desinfestación usando un plástico traslucido); control químico de la hierba; eliminación del laboreo; quema de restos de poda; y aumento de la densidad de la plantación con más olivos Frantoio.

20 de enero de 2021

Otras noticias

Editorial de UPA: “Se nos acaba el tiempo”

UPA firma un nuevo artículo, que lleva por título “Se nos acaba el tiempo”. Aparece publicado en el número 293 de la revista “La tierra de la agricultura y la ganadería”, de la que la propia UPA es la editora. Dice así:

“Por supuesto que siempre ha habido sequías, incluso prolongadas durante varios años, calificadas siempre como históricas desde que hay registros. Por supuesto que los agricultores y ganaderos españoles estamos más que habituados, probablemente como ningunos en Europa, a sufrir la dureza extrema de los fenómenos climáticos de todo tipo. Por algo, con todas sus carencias y defectos, tenemos el mejor sistema de seguros agrarios de la Unión Europea.

Pero hace tiempo, mucho tiempo, que los problemas puntuales con las alarmas climáticas, como la grave sequía de este año, no hacen sino advertirnos de que nos enfrentamos a una situación inédita. Se observa un cambio en el comportamiento del clima provocado por nosotros, los seres humanos, con un desarrollo de actividades de doble cara: por una, nos ha ayudado a progresar y mejorar; y, por otra, ha generado agresiones terribles a la sostenibilidad medioambiental.

En definitiva, que la sequía que estamos sufriendo en España es histórica, sin duda, y que supone un enorme perjuicio a todos los sectores agrícolas y ganaderos; y por extensión al conjunto de la sociedad, porque a veces se olvida que de nuestros cultivos y nuestro ganado depende la alimentación sostenible y a precios justos de toda la población, en España, y en buena parte de Europa y el resto del mundo, que por algo somos una potencia exportadora de alimentos.

También es de valorar y agradecer la rapidez con la que se ha gestionado desde el Gobierno la puesta en marcha de ayudas directas, con prioridad para la agricultura familiar, presionando a su vez a las comunidades autónomas para que actúen en consecuencia.

Todo esto está muy bien. El problema es que estamos hablando de algo mucho más grave, que amenaza nuestro futuro y es necesario actuar ¡ya! con el horizonte en el futuro, en las nuevas sequías por venir, las olas de calor, las lluvias torrenciales que destrozan todo a su paso. En resumen, se ha acabado el tiempo de hablar del cambio climático para actuar sobre el terreno en la adecuación y mitigación, como venimos defendiendo en UPA con nuestros programas sobre la materia.

Hay que actuar sobre los planes hidrológicos, las inversiones en mejora de los actuales y puesta en marcha de nuevos sistemas de regadío más eficientes. Hay que aprovechar todas las oportunidades que ofrecen los progresos tecnológicos, que son muchos y vendrán más, para sacar el máximo rendimiento a cada gota de agua. Hay que acabar con la especulación y los usos indebidos, y aplicar criterios sociales y solidarios entre territorios para que nadie se quede fuera del acceso al agua imprescindible para producir alimentos.

Y todos, desde dentro del sector, las instituciones y lo que antes se denominaba opinión pública, debemos trabajar para evitar que se consoliden falsas verdades en torno al derroche de agua en el campo, al supuesto despilfarro de los regadíos o a la inconveniencia de producir alimentos para la ganadería.

Sólo desde una visión responsable y realista seremos capaces, en definitiva, de dejar de hablar de sequía en cuanto caen cuatro gotas y la ilusión óptica del asfalto mojado durante un rato hace creer que en el campo somos muy exagerados. Estamos ante una tremenda encrucijada, que sí que es histórica, y de nuestra capacidad de respuesta sostenida en el tiempo depende, sin duda, el camino a recorrer en el futuro”.

31 de mayo de 2023 |
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