El Gobierno de España ha elaborado un informe sobre la situación de sequía. Dice que casi el quince por ciento del territorio nacional está en emergencia por escasez de agua y más del veintisiete por ciento está en alerta. El año hidrológico 2022-2023 está teniendo un carácter global seco en el conjunto de España; la precipitación es un diecisiete por ciento menor que la media del periodo de referencia 1991-2020.
Las cuencas del Guadalquivir y las internas de Cataluña son las que atraviesan una situación más grave. La DANA reciente ha supuesto un alivio en algunas zonas, ha mejorado la humedad del suelo y ha servido para recuperar cierto volumen de almacenamiento; sin embargo, no ha solucionado los problemas existentes.
El Ministerio de Agricultura presenta el informe siguiente sobre los efectos de la sequía en el sector agrario:
“Los cultivos extensivos y los pastos son los sectores más perjudicados. Así, en la producción de cereales de otoño-invierno se estima una reducción en torno a un cuarenta por ciento con respecto a la campaña de 2022. La producción de cebada se ha reducido en un treinta y nueve por ciento, y la de trigo blando en un treinta y seis por ciento. La superficie de maíz se ha reducido en un veinte por ciento debido a la menor disponibilidad de agua para riego.
Como consecuencia de estas bajas producciones, se estima que España deberá importar unos veinte millones de toneladas de cereales para satisfacer la demanda, tanto de consumo como de fabricación de piensos, lo que obligará a un importante esfuerzo logístico.
El descenso en los rendimientos de oleaginosas (girasol y colza) se estima en un treinta por ciento. También se esperan producciones inferiores de leguminosas en grano, principalmente lentejas.
La sequía ha afectado igualmente de manera directa a los árboles y producción de frutales, tanto por la falta de lluvias como por las restricciones de agua para riego. De esta forma, en fruta dulce se han obtenido productos de menor calibre, que perciben menores cotizaciones en el mercado e inciden negativamente en la rentabilidad de las explotaciones.
En algunos cultivos hortícolas la falta de agua ha producido una disminución de la superficie sembrada muy significativa. En el caso del tomate de industria, por ejemplo, en Andalucía apenas se han sembrado mil setecientas hectáreas, cuando lo habitual es estar en torno a las seis mil seiscientas hectáreas.
En cuanto al olivar, se espera una campaña algo mejor que la anterior. La evolución de la situación climática en las próximas semanas será determinante para la nueva campaña del aceite, que empieza el 1 de octubre.
Las perspectivas de producción de uva de vinificación han mejorado algo tras las recientes lluvias. La escasez de precipitaciones desde los primeros meses del año, con temperaturas más elevadas de lo habitual, además de los episodios de granizo, tormentas y heladas primaverales, o ataques de mildiu en algunas regiones, hacían prever una cosecha inferior a la del año pasado. El sector maneja un nivel de producción en el entorno de treinta y seis millones de hectólitros de vino, frente a los cuarenta y un millones de la campaña pasada.
En la ganadería, la producción en extensivo es la más afectada por la sequía. Además de la escasa disponibilidad de pastos, también encarece las materias primas para alimentación animal, lo que ha incrementado los costes de producción”.
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Los daños por las tormentas de septiembre podrían alcanzar el millón y medio de euros en el municipio turolense de Báguena
Los municipios de las comarcas del Jiloca, Campo de Daroca y Calatayud sufrieron en septiembre lluvias torrenciales, que causaron cuantiosos daños. Se pone el ejemplo del municipio turolense de Báguena, con precipitaciones que superaron los cuatrocientos litros por metro cuadrado. Los daños estimados se cifran en “seiscientos mil euros, si bien el montante global podría alcanzar el millón y medio de euros, al considerar pérdidas colaterales”.
Los agricultores y ganaderos de Báguena, en colaboración con las organizaciones agrarias ASAJA, UAGA-COAG y UPA, están evaluando el impacto en sus cultivos y explotaciones.
Realizan el siguiente análisis de la situación:
“Las cosechas de viña y alfalfa han sufrido pérdidas significativas. Además, muchas instalaciones ganaderas han quedado anegadas, obligando a los productores a buscar urgentemente nuevos refugios para sus animales. La incertidumbre sobre la recuperación de los cultivos y la viabilidad de sus explotaciones es palpable. El estado de los caminos de acceso a las fincas es igualmente preocupante, con una acumulación de grava y lodo que dificulta el tránsito. Muchos campos podrían resultar improductivos durante la campaña agrícola de 2025 debido a la imposibilidad de realizar labores agrícolas”.
Y hacen la siguiente solicitud:
“Ante esta grave situación, hemos hecho un llamado urgente a las autoridades, solicitando la intervención del Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón y de la Confederación Hidrográfica del Ebro para llevar a cabo la limpieza de cauces y ramblas, muchas de las cuales están obstruidas por los restos del incendio de 2022 y el material arrastrado por las recientes lluvias; sin una pronta intervención, tememos que futuras tormentas causen daños aún mayores”.