Diario del Campo

Fundado en 2012 por Alberto Cebrián

jueves, 1 de junio de 2023

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Diverfarming: ‘Intercalar cultivos entre las viñas aumenta la materia orgánica y reduce la erosión del suelo’

El proyecto europeo Diverfarming ha realizado un estudio sobre el efecto de intercalar cultivos entre las viñas. Se ha trabajado en un terreno experimental de viñedos ecológicos de Hungría. Se ha medido el crecimiento del cultivo, el secuestro de carbono y la erosión del suelo. La conclusión es que “intercalar cultivos entre las viñas aumenta la materia orgánica, favorece el secuestro de carbono y reduce la erosión del suelo”.

Se ha sembrado una mezcla de hierba y leguminosas entre las filas de viñas a modo de cubierta vegetal, segándose cuatro o cinco veces durante la temporada de crecimiento de la viña e incorporándose como abono verde al suelo.

Los ensayos se han desarrollado en las viñas de la empresa Gere y han durado dos años; tras estos 24 meses, el equipo de la Universidad de Pècs (Hungría) que coordina este caso de estudio ha publicado la metodología con la que medir los efectos de esta diversificación.

Desde Diverfarming se dan las siguientes explicaciones:

Para conocer cómo cambia la producción de biomasa en las distintas fases del desarrollo de la vid el equipo de investigadores estableció un protocolo de investigación fenométrica, mientras que para ver cómo se refleja la diversificación en el índice de área foliar se optó por un seguimiento en campo con recolección de hojas.

Para establecer el impacto del secuestro de carbono se determinó un análisis de laboratorio del dosel de la vid, la biomasa, propiedades del suelo y sedimentos erosionados.

Por último, para establecer la materia orgánica que se mantiene en suelo (al evitar la erosión con la cubierta vegetal) se hizo un monitoreo de campo sumado al análisis de laboratorio de las muestras de sedimentos.

Con esta metodología se han podido obtener algunas conclusiones preliminares que apuntan a efectos beneficiosos de las prácticas propuestas por Diverfarming.

El establecimiento de cultivos intercalados a modo de cubierta vegetal entre las viñas redujo la tasa de erosión, aumentando la conservación del suelo. Además, el contenido de materia orgánica en suelo también aumentó.

Por último, en relación con el potencial del viñedo para mitigar el cambio climático a través del secuestro de carbono y la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, se pudo ver cómo las técnicas de poda e incorporación de sus restos al suelo promovieron relaciones óptimas entre carbono y nitrógeno.

La incorporación de los restos de poda y de siega de la cubierta aumentan los niveles de carbono y nitrógeno en suelo, sin aumentar las reservas de éste último como para provocar efectos negativos en la calidad del vino.

Así, se encuentra el equilibrio perfecto entre la aportación de los viñedos a la mitigación del cambio climático y la producción de vino de calidad”.

1 de marzo de 2021

Otras noticias

Editorial de UPA: “Se nos acaba el tiempo”

UPA firma un nuevo artículo, que lleva por título “Se nos acaba el tiempo”. Aparece publicado en el número 293 de la revista “La tierra de la agricultura y la ganadería”, de la que la propia UPA es la editora. Dice así:

“Por supuesto que siempre ha habido sequías, incluso prolongadas durante varios años, calificadas siempre como históricas desde que hay registros. Por supuesto que los agricultores y ganaderos españoles estamos más que habituados, probablemente como ningunos en Europa, a sufrir la dureza extrema de los fenómenos climáticos de todo tipo. Por algo, con todas sus carencias y defectos, tenemos el mejor sistema de seguros agrarios de la Unión Europea.

Pero hace tiempo, mucho tiempo, que los problemas puntuales con las alarmas climáticas, como la grave sequía de este año, no hacen sino advertirnos de que nos enfrentamos a una situación inédita. Se observa un cambio en el comportamiento del clima provocado por nosotros, los seres humanos, con un desarrollo de actividades de doble cara: por una, nos ha ayudado a progresar y mejorar; y, por otra, ha generado agresiones terribles a la sostenibilidad medioambiental.

En definitiva, que la sequía que estamos sufriendo en España es histórica, sin duda, y que supone un enorme perjuicio a todos los sectores agrícolas y ganaderos; y por extensión al conjunto de la sociedad, porque a veces se olvida que de nuestros cultivos y nuestro ganado depende la alimentación sostenible y a precios justos de toda la población, en España, y en buena parte de Europa y el resto del mundo, que por algo somos una potencia exportadora de alimentos.

También es de valorar y agradecer la rapidez con la que se ha gestionado desde el Gobierno la puesta en marcha de ayudas directas, con prioridad para la agricultura familiar, presionando a su vez a las comunidades autónomas para que actúen en consecuencia.

Todo esto está muy bien. El problema es que estamos hablando de algo mucho más grave, que amenaza nuestro futuro y es necesario actuar ¡ya! con el horizonte en el futuro, en las nuevas sequías por venir, las olas de calor, las lluvias torrenciales que destrozan todo a su paso. En resumen, se ha acabado el tiempo de hablar del cambio climático para actuar sobre el terreno en la adecuación y mitigación, como venimos defendiendo en UPA con nuestros programas sobre la materia.

Hay que actuar sobre los planes hidrológicos, las inversiones en mejora de los actuales y puesta en marcha de nuevos sistemas de regadío más eficientes. Hay que aprovechar todas las oportunidades que ofrecen los progresos tecnológicos, que son muchos y vendrán más, para sacar el máximo rendimiento a cada gota de agua. Hay que acabar con la especulación y los usos indebidos, y aplicar criterios sociales y solidarios entre territorios para que nadie se quede fuera del acceso al agua imprescindible para producir alimentos.

Y todos, desde dentro del sector, las instituciones y lo que antes se denominaba opinión pública, debemos trabajar para evitar que se consoliden falsas verdades en torno al derroche de agua en el campo, al supuesto despilfarro de los regadíos o a la inconveniencia de producir alimentos para la ganadería.

Sólo desde una visión responsable y realista seremos capaces, en definitiva, de dejar de hablar de sequía en cuanto caen cuatro gotas y la ilusión óptica del asfalto mojado durante un rato hace creer que en el campo somos muy exagerados. Estamos ante una tremenda encrucijada, que sí que es histórica, y de nuestra capacidad de respuesta sostenida en el tiempo depende, sin duda, el camino a recorrer en el futuro”.

31 de mayo de 2023 |
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