La Organización Colegial Veterinaria (OCV) insiste en este Día Mundial One Health (3 de noviembre) en el mensaje de que “en un mundo cada vez más globalizado es imposible garantizar la salud pública sin tener en cuenta la sanidad animal y el medio ambiente”. Recuerda que “los veterinarios somos los promotores de este enfoque, que llevamos poniendo en práctica desde hace siglos”.
“No existe una salud de los animales y otra de las personas. No hay una línea divisoria entre ellas, sino que existe una sola salud, y los virus no distinguen entre personas y animales”. En este sentido, “no se puede pensar que proteger únicamente a las personas es suficiente; la fuente de contagio puede estar en los animales, e incluso influenciada por las condiciones medioambientales”.
Los veterinarios reiteran “la importancia de entender que la mejor cura para una enfermedad es aquella que no existe, y eso sólo es posible a través de una medicina preventiva que englobe a personas, animales y medio ambiente”.
El Sistema Nacional de Salud, lamenta la OCV, “es notablemente asistencial y no preventivo, lo que pone en riesgo la salud pública y compromete el tiempo de reacción ante futuras pandemias que van a propagarse con toda probabilidad”. Para un mejor funcionamiento del sistema, “la labor de los veterinarios resulta imprescindible”.
CLARO ORIGEN ANIMAL DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS
La Organización Colegial Veterinaria recuerda en este Día Mundial One Health que “la rabia, la leishmaniosis, la salmonelosis, el ébola o la COVID-19 son algunas de las muchas enfermedades de origen animal a las que el hombre es sensible; de hecho, más del 60 por ciento de las enfermedades infecciosas que padecen las personas son de origen animal”.
Por ello, “dentro de un sistema basado en el enfoque One Health, los veterinarios desempeñamos un papel fundamental por nuestros amplios conocimientos en zoonosis, microbiología o inmunología, así como por nuestra experiencia en la prevención y gestión de pandemias”.
Otras noticias
Aragón presenta el informe “Análisis de la ganadería extensiva”
Los consejeros de Agricultura y Presidencia del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona y Mayte Pérez, se han desplazado a una explotación de ganado vacuno de raza pirenaica situada en Cedrillas (Teruel). Allí han dado datos incluidos en el informe “Análisis de la ganadería extensiva de Aragón”.
Los más destacables son los siguientes:
“El estudio determina que, de las 3.935 explotaciones de ganadería extensiva existentes en Aragón, el setenta por ciento se sitúan en zonas de montaña, fundamentalmente en las comarcas del Sobrarbe, Ribagorza y Jacetania. Estas explotaciones se caracterizan por tener un carácter netamente familiar, acreditando sus titulares una elevada profesionalidad (más del noventa por ciento de los ingresos de estas familias procede del sector agrario).
El informe pone de manifiesto que la renta de los ganaderos (diferencia entre ingresos y gastos) se sitúa en algo más de catorce mil euros al año. Y eso contando con que las ayudas medias que ya reciben este tipo de explotaciones alcanza en Aragón los treinta y dos mil euros al año. Más de la mitad de las ayudas públicas que reciben van directamente a cubrir los costes que no quedan resarcidos por la actividad ganadera. Esta diferencia se agrava todavía más en el caso de las explotaciones de ganadería extensiva situadas en zonas de montaña, donde, aun recibiendo una ayuda superior que alcanza los treinta y cinco mil euros al año, su renta final apenas supera los doce mil euros al año en determinados casos.
En cuanto a la edad de los ganaderos extensivos, sólo el diecinueve por ciento son menores de cuarenta años. Sin embargo, casi el setenta y tres por ciento de las explotaciones de titulares menores de cuarenta años se ubican en zonas de montaña.
Respecto a la evolución de censos, considerando la serie histórica (2013-2021), se constata un incremento en el caso de vacas nodrizas (diecisiete por ciento en la zona pirenaica, y sesenta y cinco por ciento en el resto de zonas de montaña). Sin embargo, en el caso de la ganadería de ovino, estas cifras son negativas, con una reducción del cinco por ciento en la zona pirenaica y del nueve por ciento en el resto de zonas de montaña”.