Cooperativas Agro-alimentarias de España respalda el papel de la ganadería y pide la dimisión del ministro de Consumo, Alberto Garzón. Considera “inaceptables las afirmaciones realizadas en The Guardian por el ministro, especialmente las relacionadas con las hipotéticas exportaciones masivas de carne de baja calidad procedente de animales maltratados”. Cooperativas Agro-alimentarias también considera “injusto que una vez más el titular de Consumo señale al sector ganadero como causante principal del cambio climático, presentando para ello información tergiversada y emitiendo descalificaciones generalizadas que no se corresponden con la realidad del sector ganadero español; lamentamos que la actitud del ministro Alberto Garzón se asemeje más a la de un activista que a la de un miembro del gobierno”.
El colectivo de cooperativas agrarias españolas señala igualmente que “el duro ataque proferido por el ministro Alberto Garzón resulta doloroso e incomprensible por generalizar y asumir que la problemática de la ganadería española gira en torno al modelo de las macrogranjas, cuando éstas no representan en absoluto el panorama productivo mayoritario de nuestro territorio; en todo caso, y en aquellas zonas en las que hay instaladas granjas de mayor capacidad, éstas cumplen estrictamente con la legislación vigente, incluida la normativa de ordenación de explotaciones de los diferentes sectores, que establece en algunos casos capacidades máximas para las granjas, y que han sido aprobadas por el propio ejecutivo al que pertenece el ministro”.
Cooperativas Agro-alimentarias de España añade que “es especialmente grave y dañino que, en lugar de impulsar y construir un sereno debate nacional sobre el futuro modelo productivo del país, un ministro del gobierno español realice acusaciones de tal gravedad, basadas en argumentos falaces, en un medio de comunicación extranjero; dichas declaraciones podrían tener un importante impacto comercial en el sector ganadero cárnico, altamente dependiente del comercio internacional, el cual exportó el año pasado carne y productos cárnicos por un valor de 9.145 millones de euros”.
Y concluye: “Es también importante el papel que juegan los sectores ganaderos en la vertebración del territorio, el mantenimiento de la población rural y el paisaje, y su contribución a la economía de la llamada España vaciada, donde la ganadería permanece y no se deslocaliza”.
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Editorial de UPA: “Se nos acaba el tiempo”
UPA firma un nuevo artículo, que lleva por título “Se nos acaba el tiempo”. Aparece publicado en el número 293 de la revista “La tierra de la agricultura y la ganadería”, de la que la propia UPA es la editora. Dice así:
“Por supuesto que siempre ha habido sequías, incluso prolongadas durante varios años, calificadas siempre como históricas desde que hay registros. Por supuesto que los agricultores y ganaderos españoles estamos más que habituados, probablemente como ningunos en Europa, a sufrir la dureza extrema de los fenómenos climáticos de todo tipo. Por algo, con todas sus carencias y defectos, tenemos el mejor sistema de seguros agrarios de la Unión Europea.
Pero hace tiempo, mucho tiempo, que los problemas puntuales con las alarmas climáticas, como la grave sequía de este año, no hacen sino advertirnos de que nos enfrentamos a una situación inédita. Se observa un cambio en el comportamiento del clima provocado por nosotros, los seres humanos, con un desarrollo de actividades de doble cara: por una, nos ha ayudado a progresar y mejorar; y, por otra, ha generado agresiones terribles a la sostenibilidad medioambiental.
En definitiva, que la sequía que estamos sufriendo en España es histórica, sin duda, y que supone un enorme perjuicio a todos los sectores agrícolas y ganaderos; y por extensión al conjunto de la sociedad, porque a veces se olvida que de nuestros cultivos y nuestro ganado depende la alimentación sostenible y a precios justos de toda la población, en España, y en buena parte de Europa y el resto del mundo, que por algo somos una potencia exportadora de alimentos.
También es de valorar y agradecer la rapidez con la que se ha gestionado desde el Gobierno la puesta en marcha de ayudas directas, con prioridad para la agricultura familiar, presionando a su vez a las comunidades autónomas para que actúen en consecuencia.
Todo esto está muy bien. El problema es que estamos hablando de algo mucho más grave, que amenaza nuestro futuro y es necesario actuar ¡ya! con el horizonte en el futuro, en las nuevas sequías por venir, las olas de calor, las lluvias torrenciales que destrozan todo a su paso. En resumen, se ha acabado el tiempo de hablar del cambio climático para actuar sobre el terreno en la adecuación y mitigación, como venimos defendiendo en UPA con nuestros programas sobre la materia.
Hay que actuar sobre los planes hidrológicos, las inversiones en mejora de los actuales y puesta en marcha de nuevos sistemas de regadío más eficientes. Hay que aprovechar todas las oportunidades que ofrecen los progresos tecnológicos, que son muchos y vendrán más, para sacar el máximo rendimiento a cada gota de agua. Hay que acabar con la especulación y los usos indebidos, y aplicar criterios sociales y solidarios entre territorios para que nadie se quede fuera del acceso al agua imprescindible para producir alimentos.
Y todos, desde dentro del sector, las instituciones y lo que antes se denominaba opinión pública, debemos trabajar para evitar que se consoliden falsas verdades en torno al derroche de agua en el campo, al supuesto despilfarro de los regadíos o a la inconveniencia de producir alimentos para la ganadería.
Sólo desde una visión responsable y realista seremos capaces, en definitiva, de dejar de hablar de sequía en cuanto caen cuatro gotas y la ilusión óptica del asfalto mojado durante un rato hace creer que en el campo somos muy exagerados. Estamos ante una tremenda encrucijada, que sí que es histórica, y de nuestra capacidad de respuesta sostenida en el tiempo depende, sin duda, el camino a recorrer en el futuro”.