El Boletín Oficial de Aragón (BOA) va a publicar este viernes, 15 de octubre, una convocatoria de subvenciones por valor total de 150.000 euros para el fomento y la promoción de la venta local de productos agroalimentarios en Aragón (años 2021 y 2022). Son fondos propios del Gobierno aragonés en una convocatoria del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente. Pueden solicitar ayuda las personas físicas que se dedican a la producción agraria y que, siendo agricultores profesionales, estén inscritos en la base de datos de venta local.
El objetivo de la convocatoria es “apoyar el acondicionamiento y equipamiento del espacio de la venta directa; fomentar la participación en ferias y mercados locales de Aragón; y facilitar el cumplimiento de las medidas de gestión, información y promoción relacionadas con la comercialización de los productos de venta local”.
El plazo de presentación de solicitudes se abrirá el lunes, 18 de octubre, y finalizará el 15 de noviembre de 2021. Los gastos subvencionables incluyen “la adquisición de bienes y equipos, diseño de envases y etiquetas, gastos de ferias y mercados locales de Aragón, gastos de desplazamientos a ferias, venta on line, promoción y publicidad, y colocación del distintivo de venta local”.
Los 150.000 euros de esta convocatoria se distribuyen en actividades realizadas desde la presentación de la solicitud de ayuda hasta el 15 de noviembre de 2022. La cuantía máxima de la subvención no podrá ser superior al ochenta por ciento del gasto elegible y justificado. El Gobierno de Aragón anuncia que se primará en la convocatoria a los titulares de una explotación agraria prioritaria, los beneficiarios que tengan una explotación agraria principal en una zona con limitaciones naturales, los productores vinculados a una figura de calidad diferenciada, los jóvenes recién incorporados y las mujeres.
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Editorial de UPA: “Se nos acaba el tiempo”
UPA firma un nuevo artículo, que lleva por título “Se nos acaba el tiempo”. Aparece publicado en el número 293 de la revista “La tierra de la agricultura y la ganadería”, de la que la propia UPA es la editora. Dice así:
“Por supuesto que siempre ha habido sequías, incluso prolongadas durante varios años, calificadas siempre como históricas desde que hay registros. Por supuesto que los agricultores y ganaderos españoles estamos más que habituados, probablemente como ningunos en Europa, a sufrir la dureza extrema de los fenómenos climáticos de todo tipo. Por algo, con todas sus carencias y defectos, tenemos el mejor sistema de seguros agrarios de la Unión Europea.
Pero hace tiempo, mucho tiempo, que los problemas puntuales con las alarmas climáticas, como la grave sequía de este año, no hacen sino advertirnos de que nos enfrentamos a una situación inédita. Se observa un cambio en el comportamiento del clima provocado por nosotros, los seres humanos, con un desarrollo de actividades de doble cara: por una, nos ha ayudado a progresar y mejorar; y, por otra, ha generado agresiones terribles a la sostenibilidad medioambiental.
En definitiva, que la sequía que estamos sufriendo en España es histórica, sin duda, y que supone un enorme perjuicio a todos los sectores agrícolas y ganaderos; y por extensión al conjunto de la sociedad, porque a veces se olvida que de nuestros cultivos y nuestro ganado depende la alimentación sostenible y a precios justos de toda la población, en España, y en buena parte de Europa y el resto del mundo, que por algo somos una potencia exportadora de alimentos.
También es de valorar y agradecer la rapidez con la que se ha gestionado desde el Gobierno la puesta en marcha de ayudas directas, con prioridad para la agricultura familiar, presionando a su vez a las comunidades autónomas para que actúen en consecuencia.
Todo esto está muy bien. El problema es que estamos hablando de algo mucho más grave, que amenaza nuestro futuro y es necesario actuar ¡ya! con el horizonte en el futuro, en las nuevas sequías por venir, las olas de calor, las lluvias torrenciales que destrozan todo a su paso. En resumen, se ha acabado el tiempo de hablar del cambio climático para actuar sobre el terreno en la adecuación y mitigación, como venimos defendiendo en UPA con nuestros programas sobre la materia.
Hay que actuar sobre los planes hidrológicos, las inversiones en mejora de los actuales y puesta en marcha de nuevos sistemas de regadío más eficientes. Hay que aprovechar todas las oportunidades que ofrecen los progresos tecnológicos, que son muchos y vendrán más, para sacar el máximo rendimiento a cada gota de agua. Hay que acabar con la especulación y los usos indebidos, y aplicar criterios sociales y solidarios entre territorios para que nadie se quede fuera del acceso al agua imprescindible para producir alimentos.
Y todos, desde dentro del sector, las instituciones y lo que antes se denominaba opinión pública, debemos trabajar para evitar que se consoliden falsas verdades en torno al derroche de agua en el campo, al supuesto despilfarro de los regadíos o a la inconveniencia de producir alimentos para la ganadería.
Sólo desde una visión responsable y realista seremos capaces, en definitiva, de dejar de hablar de sequía en cuanto caen cuatro gotas y la ilusión óptica del asfalto mojado durante un rato hace creer que en el campo somos muy exagerados. Estamos ante una tremenda encrucijada, que sí que es histórica, y de nuestra capacidad de respuesta sostenida en el tiempo depende, sin duda, el camino a recorrer en el futuro”.