El sector del maíz está viviendo un muy buen año en Aragón y España, dado que la cosecha ha sido buena en producciones y los precios están acompañando, situándose por encima de los 200 euros la tonelada. De nuevo se demuestra que la influencia española en los mercados es inexistente, y que los precios dependen de las grandes potencias productoras y consumidoras.
La cosecha del maíz sembrado en abril ya finalizó, constatándose unas muy buenas producciones, cifradas en 16.000 kilos por hectárea, e incluso llegando a los 17.000 y 18.000 kilos.
La cosecha del maíz rastrojero se está llevando a cabo en la actualidad, por lo que habrá que esperar a cómo evolucionan los acontecimientos. Se prevé que haya zonas con pérdidas motivadas por la helada temprana de antes de la festividad del Pilar, justo cuando se estaba llenando el grano.
Los precios este año son muy buenos, ya que se encuentran por encima de los 200 euros la tonelada. Es un efecto del mercado globalizado en el que vivimos, con una fuerte demanda de China (que está comprando maíz estadounidense), y con unas cosechas con problemas en Ucrania y Brasil.
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La organización del II Congreso Ibérico del Maíz hace balance: “España y Portugal, de la mano, están preparadas para competir en un mercado global”
Es una de las frases del II Congreso Ibérico del Maíz, que tuvo lugar en Barbastro (Huesca) los días 23 y 24 de marzo. Estuvo organizado por la Asociación General de Productores de Maíz de España (AGPME) y la Asociación Nacional de Productores de Maíz y Sorgo de Portugal (ANPROMIS). Contó con la asistencia de unas seiscientas personas. El gran mensaje transmitido durante el Congreso fue “el de la fortaleza del sector del maíz”.
José Luis Romeo, presidente de la AGPME, habla de ir juntos España y Portugal, dado que “tenemos los mismos objetivos, los mismos intereses y un producto muy valioso; seguiremos trabajando juntos por la fuerza de este sector”.
Ángel Samper, secretario general de ASAJA Aragón, se mostraba desesperanzado con la situación actual de la agricultura y ganadería debido a la Política Agraria Común (PAC). Y se mostraba muy crítico con la palabra sostenibilidad: “Tenemos que desterrar la palabra sostenibilidad, porque la hemos mancillado; es necesario sustituirla por la palabra eficiencia medioambiental, social y económica”.
José Antonio López Guerrero, catedrático de Microbiología de la UAM, abordaba el tema “Biotecnología para alimentar al mundo”. En su ponencia destacaba “los beneficios de la biotecnología aplicada al sector agroalimentario: rendimiento más alto de las producciones en menos terreno, mayores ingresos para el agricultor, mejora de la calidad, menor riesgo de pérdida de rendimiento y mejora en la conservación del suelo, entre otros”.
Javier Folch, director de AGPME y Asaja Aragón, era rotundo al decir que “no sabemos comunicar; aún tenemos que avanzar en comunicación y poner en valor todo lo positivo que generamos y todas nuestras bondades”.
El presidente de ASAJA Nacional, Pedro Barato, manifestaba su desconfianza en la globalización, porque ya no cree en ella, y su descontento con las políticas agrarias, ya que “una política agraria en la que hay restricciones y no se dan soluciones es terrible”.