El libro Agua y corriente. Cuando los ibones perdieron su nombre, obra de Carlos Tarazona, ve la luz después de cinco años de documentación, investigación y escritura. Es una publicación que consiguió el Premio Félix de Azara 2022 en la categoría de ayudas a la edición, que concede la Diputación de Huesca.
La presentación de este libro dice que “se fija en la primera mitad del siglo XX, cuando se llegaron a redactar numerosos proyectos y memorias para intentar aprovechar al máximo el agua de los diferentes cauces del valle de Tena y también los de otros valles pirenaicos”.
Añade que “cuenta la segunda etapa de posguerra, entre 1946 y 1959, cuando se realizó un tremendo trabajo en la cabecera del río Gállego con el principal objetivo de producir energía eléctrica; en total fueron veinte ibones represados, como son los casos de Respomuso o Bachimaña, y que en picos de trabajo llegaron a necesitar a tres mil personas de mano de obra, trabajadores que, además de los locales, llegaron fundamentalmente de Andalucía y Galicia”.
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Luis Lascorz, agricultor y ganadero de Aínsa, ha sido reconocido por el Ministerio de Agricultura en el marco del Programa CULTIVA
Madrid ha acogido el Primer Encuentro Nacional del Programa CULTIVA. Como participante de este proyecto, Luis Lascorz, agricultor y ganadero de Aínsa (Huesca), ha sido reconocido por el Ministerio de Agricultura. Se trata de un ganadero de vacuno —raza pirenaica—, productor de manzana ecológica y socio de ASAJA Huesca.
Luis Lascorz afirma que “hay que apoyar más a los ganaderos de montaña para que sus explotaciones sean rentables; de lo contrario, el relevo generacional va a ser muy complicado”.
Ramón Solanilla, secretario general de ASAJA Aragón, reivindica “la necesidad de ser conscientes de la importancia de las empresas familiares agrarias de extensivo, que son garantes del mantenimiento del paisaje, del futuro de los pueblos y de la alimentación de calidad”.